Es increíble la invención del humano inspirado en la naturaleza, la construcción del avión seguramente se inspiró en la habilidad de las aves de volar, volar sin fronteras, la humanidad pudo volar pero estableció fronteras hasta con muros.
Hoy a las 1:30 hrs (madrugada) salimos de la ciudad de Guatemala en plena oscuridad, en mi caso un poco nervioso por las turbulencias pero nada comparable con los movimientos bruscos de las camionetas (buses) que van y vienen para el departamento del Quiché, llegamos en la obscuridad a Houston Texas, para nuestra sorpresa nos pasaron a una oficina para nuestro interrogatorio, yo preocupado por el pollo y el pan (pero nada que ver ), después de unos minutos pudimos salir, quizás nos vieron cara de sospechosos que ya no íbamos a regresar a nuestra natal Guatemala.
Ya sentados para tomar un breve descanso, una niña cómo de cuatro años, se hecha unas carcajadas con su mamá, entendí la felicidad de la niña y de la madre, comprendí que la sonrisa en la cara nos conecta, nos hace comprendernos entre culturas sin distinción alguna, nuestra humanidad se emana en la alegría de la risa. Pero la sonrisa se desfallece en nuestras caras con mi amigo, al ver los precios de las comidas a comparación de los precios en nuestras comunidades ( se extraña el pulike, el patín, el atol de masa, etc), muestra moneda desfallece su valor ante el dólar, al mismo tiempo, la generosidad de la humanidad y la providencia de Dios diría mi amigo Luis, se luce con una generosidad de una viajera, quién nos regaló pan y gaseosa, quedó bien para la refracción y el almuerzo. A la vez, se reanima la cara de felicidad y el corazón de palpitaciones por las notas de la música japonesa, los instrumentos nos unen como humanidad, nos hacen bailar y disfrutar los momentos de alegría y de tristeza, la música no tiene fronteras, es para todos.
Después de 11 horas de espera salimos para Washington DC EEUU, donde tendremos un nuevo reto de viajar en el metro hasta llegar a la casa de nuestra familia, que hoy no se encuentran, pero podemos quedarnos en su hogar sin ninguna dificultad, una vez más la esencia generosa de la humanidad se hace presente en nuestro viaje, si todos tuviéramos un corazón de amor mutuo, el mundo sería diferente.
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